Algunos estudios indican que la falta de vitamina D es un factor común entre las personas con cuadros más graves de coronavirus que requieren hospitalización. Un estudio publicado en la revista Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism de la Endocrine Society, revela que el 80% de 216 pacientes contagiados del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander, sufría una deficiencia de esta vitamina.
La vitamina D, es esencial para mantener el balance en el metabolismo calcio – fósforo dentro de la normalidad (muy importante para prevenir problemas de osteoporosis o raquitismo en niños), facilita el correcto funcionamiento de los músculos y es un potente modulador del sistema inmunitario. Además puede ayudar a reducir la respuesta inflamatoria a la infección con SARS-CoV-2 en pacientes con COVID-19.
Las fuentes naturales de vitamina D son los alimentos (atún, salmón, caballa, huevos etc.) y la síntesis en nuestra piel por la acción de los rayos ultravioleta. Para obtener una cantidad suficiente a partir del sol, es necesaria la exposición diaria durante periodos de unos 15 minutos.
Una dieta no equilibrada y la falta de exposición solar diaria (en invierno y en época de confinamiento), disminuyen el nivel devitamina D que, a largo plazo, puede causar la aparición de patologías del sistema musculo-esquelético y reducir nuestras defensas inmunológicas. En casos de deficiencia de vitamina D, existen en el mercado preparados para suplementar el déficit.
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